Para entender el sentido de la actual evolución
de las redes sociales, nos remontaremos al nacimiento de Internet a finales de
1969, momento en que se construye el concepto de gestión del conocimiento en
red con el primer experimento de interconexión de cuatro ordenadores para a intercambiar
paquetes de información entre ellos. Nacida como respuesta a una necesidad
estratégica militar, en plena guerra fría, esta red de redes permitía conectar
tantos ordenadores como fuera necesario sin que ninguno de ellos ejerciera un
control jerarquizado sobre los demás de manera que el conjunto siguiera
funcionando de forma eficiente en caso de destrucción de unos de sus nodos de
conexión. Este sistema, concebido originalmente por un estamento altamente
jerarquizado, el Departamento de Defensa de los EEUU, sería utilizado casi
exclusivamente para la comunidad académica y gestionado por los grandes centros
de investigación hasta los años noventa.
En 1994 se produce un hecho que cambiará el
impacto social de Internet: la creación de la World Wide Web. La rápida
diseminación de servidores web para toda la Red construyó el tejido de
infraestructuras que haría posible la gran eclosión que aún hoy sigue
sacudiendo nuestras vidas.
La eclosión de la web 2.0, también llamada web
social no es nada más, ni nada menos, que la utilización de una serie de
aplicaciones y artilugios que nos permiten utilizar la inteligencia colectiva
en red y que dan al usuario el control sobre su actividad. En la web 2.0, los
usuarios y las comunidades son las protagonistas, el poder de visibilización
interrelación es inmenso y tenemos que ser capaces de usarlo como un elemento
catalizador en nuestros ámbitos cotidianos.

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